Cantan, las oigo, cada mañana. Deben ser las cotorritas de Barcelona, esas que han traído polémica porque se han miltiplicado de un tiempo para aquí. Impertérritas al mar humor de la gente en enero, a las ganas de saber si Puigdemont finalmente volverá y en calidad de qué, ajenas al sueldo que cada vez nos cunde menos y al fríocalor que nos trastoca. Cantan y las oigo cada mañana ¡un lujo de despertador entre amazónico y bucólico! Como decía la científica Jennifer Ackerman, ”los pájaros recuerdan piensan, sienten, hacen regalos y aman” y a mí me regalan unas mañanas alentadoras, será que soy muy pajarera. Digamos que como si estuviera en la mismísima Casa de la Pradera y no en el centro de Barcelona.
Que tengáis un buen día.
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